Hicieron todo lo posible por enfrentarse en una batalla campal. Utilizaron todo lo que tenían a mano, desde palos hasta sillas de los locales a su alrededor. En un momento dado llegaron hasta lanzar cohetes y vengalas contra sus openentes (2º vídeo)

Ambos grupos ultras consiguieron ocultar que el domingo se iba a producir la venganza a una afrenta ocurrida en La Coruña hace meses, cuando hinchas del Atlético que celebraban el título de Liga fueron apalizados por miembros de los Riazor Blues. El ambiente estaba caldeado desde entonces. “Los gallegos lo van a pagar”, rezaban algunos correos que se cruzaron en el Frente.

Llegaron a las 8.30 h. La primera llamada a la policía tuvo lugar a las 8.47 h, y en ella se alerta de la presencia de más de 200 ultras armados con palos, barras y botellas en la zona. 26 llamadas en solo 12 minutos hasta que pudo llegar algún policía, que poco podía hacer ante semejante despliegue radical. 

Vecinos desde su domicilio grabaron en vídeo como se originaban los destrozos de mobiliario urbano, después de pelea y, ya al final, un herido grave. 

Hoy pasan a disposición judicial los 21 arrestados hasta ahora, aunque la Policía realizará nuevas detenciones tras el visionado de los vídeos que cubren casi todo el recorrido de Madrid Río. Aunque los preparativos previos de ambos grupos ultras dificultan su identificación.

Fuentes de la investigación confirman la participación de otros grupos violentos, como los Ultra Boys, del Sporting de Gijón, en una revancha relacionada con el fútbol que ha costado una vida pero a la que muchos acudieron sin entrada, más interesados en los palos que en los goles.

Quiero destacar que solo fútbol, un juego, no un caso de vida a muerte del que merezca la pena pelear, y menos de esta manera.